Por Jeremías Vazquez
___ Da vueltas dentro de un salón cuyas paredes sostienen retratos de mentes. No está solo pero nadie está con él. El salón es amplio y todos conversan con alguno, de pie sobre artísticas cuadrículas. Pero las mentes aplastadas contra las paredes son, por lejos, más interesantes que esos burdos diseños en el suelo.
___ Él contempla esos cuadros, con algo de miedo, pero firme y orgulloso. Los cuadros tienen profundidad, profundidad que amenaza con engullirlo. Los cuadros, sólo algunos, tienen caras; y esas caras, si bien no directamente, tienen cuerpos. Siente él que pronto lo descuartizarán.
___ Pero se pasea orgulloso de todos modos. Nadie lo acompaña y nadie reconocerá que lo hayan absorbido las pinturas. Muchos de los allí presentes ni registran los cuadros, demasiado abocados a las charlas que sostienen. Quizás estos tantos eligieran ese espacio cargado de profundas magias para envolver sus conversaciones, para tener una iluminación que resalte las palabras. Pero este efecto se pierde en la ignorancia.
___ Él se pasea orgulloso de todos modos. Entre algunos pocos, él pasa, algunos pocos que se aglomeran a ver las pinturas con cuatro, seis, ocho ojos pseudo-críticos. En la compañía se resguardan de la amenaza de esas pinturas.
___ Algo ralentiza su paso que no pierde firmeza. Algo semejante a la piel de esos cuadros, corteza de esas mentes. En la distensión del tiempo, los cuadros se presentan a sus ojos más amplios, si era posible. Distingue los elementos que los componen, que no eran árboles en praderas, ni familias aristocráticas, sino tal vez almas.
___ Cada pie pisa fuerte, separándose en tiempo más que en espacio. Todos los presentes se desdibujan, quizás se hubieran retirado instantes antes y ahora el reconoce esas ausencias mediante la transfiguración de rostros y cuerpos. Ahora absorto en este nuevo cuadro parecen ya no existir aquellas amenazas enmarcadas. Las irreconocibles figuras ya no son presencias junto a él, sin embargo, se siente más acompañado. Este sentimiento difícilmente sea agradable ¿Qué ocurrió? Flamean esos seres a su alrededor, dirigiendo a él sus rostros sin gesto, o con todos los gestos amorfamente fundidos.
___ ¿Qué ocurrió? Él ya no avanza pero continúan las traslaciones de todo. Una danza entorno a él, una danza de rojizas tonalidades. Tonalidades que recordarían atardeceres si no fuera por su intensidad. La intensidad propia de flamas, de ardores ¿Qué ocurrió? ¿Qué ocurre?
Notaaparte: Asistiendo al Club Atlético de Poetas en el Bar Cultural Ríe, sentado en una mesa cerca del escenario veo un cuadro junto al mismo, es más grande que los otros dos cuadros colgados de la misma pared y particularmente tétrico.
Quise escribir algo referido a ese cuadro porque ya me había llamado la atención las últimas veces que estuve ahí. Empecé a escribir antes que comience el evento al que me presentaba. Avanzada la escritura se me ocurrió que, si llegaba a cerrarlo antes de que fuera mi turno de subir al escenario a leer, podría leerlo ahí mismo.
Lo logré, y me pareció que gustó, llegué a honrar a ese cuadro maldito de alguna forma. Espero haberle servido unas cuantas presas más esa noche, a mí ya me había deglutido.
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