Fernando Delgado y Carlos Patiño
Carlos Patiño. Un hombre de 76 años, un poeta extraordinario ayer se sentó a nuestra mesa. Todo lo que pidió fue una copa de vino, y a cambio dio de si lo mejor que tiene: su poesía y su vida.
Hay una diferencia abismal entre acumular años y acumular vida. Este hombre es un cúmulo de vida, si bien dijo que él también estaba un poco muerto desde que su amigo Roberto Santoro, con quien en la década del 60 creó el grupo Barrilete, había sido secuestrado y muerto por sus ideas en manos del terrorismo de estado en los años 70, época en la que Patiño debió exiliarse en México.
Sin embargo allí estaba el hombre dando testimonio de lo mucho que había vivido, a pesar de esa especie de muerte en tránsito en la que un ser humano queda cuando alguien muy querido y muy cercano, es muerto injustamente.
El grupo Barrilete incorporó a la poesía las preocupaciones del hombre de la calle, las noticias de los periódicos, el tango y sus motivos.
“Nosotros queríamos poner en marcha el principio surrealista de sacar la poesía a la calle, que saliera del salón para que llegara al pueblo. Al principio salimos con poemas más o menos espantosos. Nos decían que tirábamos ladrillos florecidos. Íbamos a los mítines, a las concentraciones, leíamos poemas en universidades y sociedades de fomento. Porque había una poesía sin pueblo y un pueblo sin poesía”.
“Hacíamos una suerte de periodismo poético”, explica Patiño. “Cuando trabajas en un diario el jefe de redacción te pide una crónica. Nosotros hacíamos lo mismo pero el producto era un poema sobre un acontecimiento que recién se producía, le dábamos un enfoque distinto que le otorgaba otra dimensión a la noticia. Nuestra consigna era ‘¡para mañana, un poema!’
Comparto con ustedes uno de los poemas que ayer en el Club Atlético de Poetas leyó Carlos Patiño.
el poeta no
encuentra
el poema en el aire y lo caza
el poema no es un pájaro / el poeta no
recibe visitas clandestinas de números graciosos
que se instalan en su egregia cabeza
iluminándola / el poeta es
como un viejo minero solitario y muy terco
que arrastrando su mula
penetra cada día al socavón pico pala esperanza
golpe a golpe a la piedra tras la eterna quimera
e igual que los mineros
son muy pocos los que dan con la dorada veta / pero
una vez y otra vez pico pala esperanza
tras la eterna quimera
golpe y golpe a la piedra jornada tras jornada
pisoteando palabras el aire enrarecido
polvo sobre la frente
sudor lucha trabajo / el poeta es
como el viejo minero
que acostumbra morirseencuentra
el poema en el aire y lo caza
el poema no es un pájaro / el poeta no
recibe visitas clandestinas de números graciosos
que se instalan en su egregia cabeza
iluminándola / el poeta es
como un viejo minero solitario y muy terco
que arrastrando su mula
penetra cada día al socavón pico pala esperanza
golpe a golpe a la piedra tras la eterna quimera
e igual que los mineros
son muy pocos los que dan con la dorada veta / pero
una vez y otra vez pico pala esperanza
tras la eterna quimera
golpe y golpe a la piedra jornada tras jornada
pisoteando palabras el aire enrarecido
polvo sobre la frente
sudor lucha trabajo / el poeta es
como el viejo minero
abrazado a su mula a su pico a su pala.
Esquinas silenciosas, 1990.
Gracias a Valeria y a Fernando.
Y este también.
ResponderEliminarQue bien que escribe.
Besos.
Espectacular.Nunca se me había ocurrido, pero es así, tal cual como lo dice.Si le ves de nuevo le dices que aplaudo su trabajo.Un beso***
ResponderEliminarUn placer leerlo.
ResponderEliminarNuestra consigna era ‘¡para mañana, un poema!’
ResponderEliminaralguna vez escribí una plegaria que decía ·el poema nuestro de cada día dánoslo hoy para cantarle al anhelo de ser libre".
Carlos Patiño. Ese hombre de 76 años, poeta extraordinario QUE ayer se sentó a vuestra mesa ,y que segun tus palabra: Todo lo que pidió fue una copa de vino, y a cambio dio de si lo mejor que tiene: su poesía y su vida.
Personas como Carlos Patiño encarnan ese anhelo de ser libre a través de la poesía,o mejor dicho: ser poesia.
te confieso,amiga Pato,que me he sentido tentado mas de una vez en cruzar el charco para asistir a vuestras reuniones poéticas.
la poesia de Carlos me estimula aun mas para estar alli presente.
Besos desde Montevideo.
LUIS
Querida Pato, me pasa como a Incal, ya sabes cuantísimo gozaría pudiendo cruzar el oceano que nos separa para acudir a esas tertulias poéticas, a la radio y a todo ese mundo relacionado con la cultura y con las letras que te rodea.
ResponderEliminarTe pondré al día de mi vida por correo.
Un abrazo grande
Gracias a Uds. Pato y Ayelen por realizar estos encuentros de poesía, pero aún más importante el de acercar
ResponderEliminaren un mismo tono a distintas generaciones. Brindo por la poesía y su gente.
Un fuerte abrazo.
Valeria y Fernando
Totalmente de acuerdo, bella expresión de lo que es arte y oficio. Solitaria tarea golpeando piedras de silencio para que nazcan chispas en versos. Un abrazo
ResponderEliminarY mientras el minero ahonda en las cosas, penetrando el lecho de la roca, en busca del oro que saciara su boca, del otro extremo de la hoja, manos como las nuestras, sus ojos enarbolan. Mil besos, a tanta mano amiga que mantiene el verso en pie (de lucha).
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